14 de julio de 2013

San Fernando

Laguna de Busa
Laguna de Busa (Foto: Juana Merchán)

San Fernando es un hermoso sitio arqueológico, de belleza natural y con una extensa estructura arquitectónica a sus alrededores. Está ubicado a dos kilómetros de la cabecera cantonal del cantón San Fernando, y a una altitud de 2.765 m.s.n.m., donde se encuentra la Laguna de Busa.

La laguna cubre un área aproximada de 12 hectáreas, está ubicada a los pies del majestuoso cerro San Pablo y se halla rodeada de una rica vegetación y un sin número de piedras y rocas.

Laguna de Busa

Busa, antiguamente se llamó Leoquina o lugar donde se sumergió la serpiente, pues ahí se dice tuvo lugar el mito de origen de la Confederación Cañari y varias leyendas sobre su aparición y tesoros escondidos dentro de sus aguas.

Según el mito, la serpiente que dio origen a los cañaris, después de procrear a su pueblo se sumergió en una laguna, la misma que ha sido ubicada en diferentes lugares del antiguo territorio cañari. Culebrillas en Cañar, Ayllón en Sígsig, Guabizhún en Déleg y Busa en San Fernando han sido identificadas como la laguna sagrada; pues los antiguos pueblos solían relacionar a la laguna de su jurisdicción como el lugar del mito. El encanto natural de Busa, convirtió a esta laguna en uno de los sitios sagrados para los cañaris.

Las leyendas cuentan que en las profundidades de la laguna se encuentran grandes tesoros en oro, plata y objetos valiosos hechos de la concha Spondylus.

San Fernando Azuay

Los muros de piedra se ajustan a las formas del terreno, ascienden desde el pie del cerro y alrededores de laguna, hasta las faldas del mismo. Su extensión no está determinada, en muchos casos, las rocas que formaban estos muros han servido para delimitar los sitios y propiedades de los pobladores del sector.

San Fernando Azuay

En las laderas del cerro San Pablo también se pueden encontrar cuevas de diferentes tamaños, hechas de rocas, que con el paso de los años se han cubierto de musgo y hojas de los árboles. Los moradores del sector han hallado varios materiales de piedra y cerámica; vasijas, hachas, morteros, que por su forma y antigüedad se las relaciona con las culturas aborígenes que habitaron el lugar, como cañaris e incas.

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13 de octubre de 2011

Ruinas de Todos Santos

Ruinas de Todos Santos

En noviembre de 1972, se descubrió un sitio arqueológico en el área urbana de Cuenca, que por su ubicación, fue denominado como “Todos Santos”.

El lugar fue descubierto durante los trabajos de excavación para construir la casa del señor Fernando Estrella.

En el área se conservan vestigios arquitectónicos, muros, paredes, cimientos prehispánicos, molinos hispánicos y se ha hallado material arqueológico perteneciente a las culturas: Cañaris, Inca e Hispánica.

En los más de 2000 objetos  de cerámica encontrados y analizados por Jaime Idrovo Urigüen y Dominique Gomis, el 31% ha sido identificado como correspondiente a las fases Cashaloma y Tacalzhapa I y II, de hace más de mil años, y  el 42% ha sido clasificado como cerámica inca.

Ruinas de Todos Santos

De la cultura cañari se han encontrado unas pocas estructuras de bloques de piedra, paredes gruesas quemadas con hollín en su parte exterior, las piedras tienen su forma natural en su mayoría y están unidos con argamasa de tierra negra y conforman un muro rectangular.  

La estructura arquitectónica más importante ha sido identificada de origen inca, consiste en un muro levantado con bloques de piedra caliza con cinco hornacinas, almohadillados de manera similar a las de Tambo Machay en el Cuzco; esta obra fue construida en la segunda mitad del siglo XV y actualmente se halla en la parte oriental e inferior de Todos Santos.

Ruinas de Todos Santos

Uno de sus principales atractivos son los molinos que han permanecido como evidencia de la presencia hispánica; están construidos con bloques líticos sobre cimientos incaicos, miden aproximadamente dos metros de largo y pesan dos toneladas cada uno.

Los molinos han sido nombrados según sus dueños, el primero “Molino Nuñez de Bonilla“, y el segundo construido en el siglo XVII denominado “Molino Martín Merchán“, por el sacerdote que fue propietario del mismo.

Las mencionadas estructuras, conformadas por paredes de piedra, alojan a grandes ruedas motrices que eran movidas por el agua que venía transportada a través de canales, en su época pasaron a ser propiedad del monasterio de clausura de “Nuestra Señora de la Concepción”.

En la actualidad, las piezas encontradas en las excavaciones, y que que dan testimonio de estas tres culturas, se exhiben en el Museo Manuel Agustín Landívar.

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Pumapungo


Ruinas de Pumapungo

Las ruinas de Pumapungo, son el mayor conjunto de vestigios arqueológicos incas al sur de Ingapirca. Representa un reconocimiento de los valores cañaris e incas, sin embargo, Pumapungo es conocido como un centro principalmente inca.

Basándonos en los estudios del arqueólogo alemán Max Uhle, se descubrió una extensa zona de cimentaciones, muros, canales y corredores empedrados, identificados con los diferentes complejos arquitectónicos de la época.

Al sitio se le atribuye un carácter religioso, debido a las excavaciones sistemáticas y principalmente, debido a las evidencias arqueológicas rescatadas a lo largo de las diferentes campañas de investigación. De esta manera, Pumapungo estaría formado por: Akllahuasi, kallankas del sol, coricancha, mausoleo y los jardines del Inca. En el sector norte, Uhle señala el Palacio Exterior y la Residencia del cacique.

Ruinas de Pumapungo


En un tercer nivel, Pumapungo posee un túnel de más de treinta metros de largo de boca angosta que se abre paulatinamente en el interior, y según el análisis de los restos arqueológicos hallados dentro sirvió de mausoleo y simbolizaba el mundo subterráneo, hogar de las wacas y los espíritus de los antepasados. Los autores señalan que este mausoleo fue saqueado y destruido en tiempos no determinados.

Además se puede observar estructuras que conforman un gran canal de riego y un baño ritual que se destinaba a la purificación de los cuerpos.

Max Uhle considera que los Palacios Exteriores fueron para el descanso de los principales caciques y jefes cañaris, siendo este espacio el único vestigio arquitectónico de la cultura cañari en la zona.



En su punto más alto, Pumapungo funcionaba como un observatorio, desde el cual se podía contemplar a los cerros sagrados como Cojitambo, Pachamama, Ictocruz y Guaguazhumi.

La ciudad de Tomebamba fue fundada por Túpac Yupanqui tras la victoria conseguida sobre los cañaris. La ciudad  fue considerada como cuna del hijo Huayna Cápac y por consiguiente, un espacio sagrado en el que se levantaron majestuosos templos y palacios. Antes de la llegada de los españoles, en el tiempo de Atahualpa y Huáscar, la ciudad fue destruida, quienes usaron piedras de los templos y edificaciones para sus iglesias y viviendas.  
 
Akllawasi - Parque Pumapungo

 



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Llaber o Yaver


A medio kilómetro del cantón Chordeleg se halla Yaver o Llaber, considerada una unidad preurbana de gran importancia en la época cañari que data del año 800 D.C.

Antiguamente, en su colina existían una gran cantidad de elementos arquitectónicos, de 400 metros de largo norte-sur y 50 metros de ancho este-oeste, un sistema de terracería que incluye dos plataformas, superpuestas y rodeadas de grandes muros de hasta 240 metros de largo por 2 metros de ancho y 6 metros de alto, y representa una enorme serpiente, la principal divinidad entre el pueblo cañari.

Por su ubicación estratégica, hallazgos y geografía, los arqueólogos asocian Llaber con un sitio de culto antes que con un núcleo de viviendas, pero no descartan la existencia de tumbas y casas santuarios para los sacerdotes encargados del culto; se basan para esto en un mapa-maqueta, que muestra las dos plataformas como torreones, que fueron, el uno el complejo arqueológico, y el otro, el sitio en donde hoy se levanta el cantón Chordeleg, lugar de las tumbas sagradas.

Jaime Idrovo considera que Yaver pudo haber sido la capital del señorío de Paute y Gualaceo. González Suárez, por su parte, lo relaciona con el sitio de arribo de los hermanos cañaris que se salvaron del diluvio, a esto añade: “la semejanza de su construcción, el orden y simetría de su colocación, según un plan determinado; son manifestaciones de que Chordeleg fue un lugar sagrado para los Cañaris”.

Llaber o Yaver fue entonces un lugar sagrado y un adoratorio cañari, que posteriormente se convirtió en un pucara inca.

Al presente, el sitio arqueológico de Llaber está abandonado. De las construcciones originales solo se conservan pocos metros en ruinas de los muros de piedra, la maleza ha cubierto gran parte de los vestigios, escondiendo lo poco que existe. En otros casos, las piedras originales se han quitado de los muros para construir viviendas modernas en los alrededores.

En Llaber no hay señalización adecuada o ningún tipo de organismo que se encargue del cuidado, conservación o restauración de los pocos restos que permanecen en pie.

Este patrimonio histórico, alguna vez poblado por el pueblo cañari, actualmente es un sitio arqueológico en peligro de extinción.